Cada 21 de septiembre, en países del hemisferio sur como Argentina, Chile, Perú y Ecuador se regalan flores amarillas para celebrar el comienzo de la primavera, gesto que simboliza amistad, optimismo y nuevos ciclos. Esta costumbre tiene su pico de popularidad en septiembre y tiñe de amarillo florerías y mercados locales debido a su arraigo cultural y mediático.
El origen de la tradición se remonta a la telenovela argentina Floricienta (2004-2005), donde la protagonista anhelaba recibir un ramo amarillo. Años después, la tendencia resurgió y se viralizó en redes sociales, consolidándose en el sur cada 21 de septiembre como un símbolo de renovación y buenos deseos.
En el hemisferio norte, esa misma práctica de regalar flores amarillas coincide con el equinoccio de primavera del 21 de marzo, pero carece del arraigo social que tiene en el sur. Allí, el gesto se limita a comunidades latinas y aficionados a la cultura pop, sin generar el impacto comercial y cultural que experimenta en Ecuador y sus vecinos.
Mientras tanto, Ecuador refuerza su papel como uno de los principales exportadores de flores del mundo. Entre enero y julio de 2025, las exportaciones de flores ecuatorianas alcanzaron los USD 626,9 millones, un 4 % más que en el mismo periodo de 2024. Gran parte de estos envíos—especialmente rosas, que concentran el 77 % del volumen exportado—se dirigen a mercados del hemisferio norte, como Estados Unidos y Europa, ávidos de flor cortada fresca durante todo el año.